
Nastya Pticheck reinterpetra el arte clásico a golpe de emoticono
Actualmente, conectarse a la Red es como respirar para muchos de nosotros. Vivimos en una Era Digital donde se ha consolidado lo que muchos denominan como “cultura Internet”. Actualizamos constantemente nuestras redes sociales, nos descargamos las nuevas aplicaciones que salen al mercado, seguimos los avances de Google de cerca y nos adscribimos a sus servicios. Hábitos que, en mayor o menor medida, forman parte de nuestra rutina.
En este panorama, las conversaciones en línea están a la orden del día. Line o Whatsapp invaden los dispositivos móviles y las palabras se sustituyen por los famosos emoticonos o “emojis”. A sabiendas de todo ello, la artista ucraniana Nastya Ptichek ha querido reinterpetar a golpe de emoji algunas de las obras de arte más conocidas de la historia. Una manera inteligente de mostrar el salto a la modernidad.
Una serie de imágenes que representan las expresiones propias de la cultura digital y el impacto de la tecnología informática en nuestras vidas. La autora afirma haberse dado cuenta del paralelismo existente entre algunas pinturas famosas y los emoticonos que utilizamos para comunicarnos diariamente. Sin ir más lejos, El Grito de Edvard Munch se sustituye por uno de los más utilizados.
Con el paso del tiempo, el proyecto ha adquirido importancia, quedando dividido en varias fases. Primero, una correlación directa entre las nuevas tecnologías y el arte clásico. Posteriormente, la creadora incluyó carteles y películas populares más cercanas a nuestro tiempo. Tras ello, vino el tratamiento de los problemas sociales de los medios de comunicación desde un enfoque humorístico para acabar con la excesiva presencia de Google en nuestras vidas.
El entramado de emoticonos que ya forma parte de nuestra comunicación proviene de Japón y se ha ido complementando según cada país. Nos decantamos por la instantaneidad, un rasgo que también queda reflejado en nuestra manera de relacionarnos. Tanto es así que cada vez son más los emojis con los que disponemos, y demandamos aquellos que faltan.
Se convierten en un reflejo de cómo somos, cómo nos sentimos, e inclusive, cómo nos relacionamos con la gente. Nastya Ptichek ha sabido verlo y ha querido ofrecer una mirada crítica con tintes de humor a una Era Digital que comenzó modificando nuestro consumo para pasar a echar raíces, con lo que ello conlleva.
Una sociedad donde prima la rapidez, algo que queda patente también en nuestro comportamiento. La navegación por la Red nos ofrece todos los resultados que deseamos en décimas de segundo, tenemos a nuestros amigos congregados en distintas plataformas y con un simple emoticono podemos transmitir nuestro mensaje.