¿Sirven para algo las redes sociales en la difusión del patrimonio histórico?
La respuesta a esta pregunta es un rotundo sí. Difundir, unir, crear y financiar son solo algunas de las pocas funciones básicas para las que las redes sociales son un gran punto de apoyo pero ¿permite la situación actual del patrimonio histórico español realizar una buena difusión online?
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Antes de continuar deberíamos empezar por saber qué se considera exactamente Patrimonio Histórico en nuestro país y es que según la ley vigente desde 1985: “integran el Patrimonio Histórico Español los inmuebles y objetos muebles de interés artístico, histórico, paleontológico, arqueológico, etnográfico, científico o técnico. También forman parte del mismo el patrimonio documental y bibliográfico, los yacimientos y zonas arqueológicas, así como los sitios naturales, jardines y parques, que tengan valor artístico, histórico o antropológico”.
Amplio ¿verdad? Desde un pequeño archivo, nuestra forma de relacionarnos o hasta el más grande los Museos, todo puede ser patrimonio histórico. La gestión del patrimonio es un complicado campo minado en el que nos podríamos eternizar. Vamos tan solo a determinar por encima quiénes son por lo general los responsables de su difusión y cuál es la situación común de esta difusión dentro de España.
Gran parte del patrimonio se encuentra en manos de instituciones públicas aunque también nos encontramos con la Iglesia Católica y en mucha menor medida instituciones privadas. Son estas últimas, por lo general, las que a la hora de gestionar algún tipo de patrimonio cultural, acompañadas de un interés de explotación turística o un mínimo de sostenibilidad, han dado ya el salto al uso del social media. Las instituciones públicas en cambio, exceptuando casos puntuales como grandes museos o conjuntos monumentales, siempre van por detrás cuando se trata de este tipo de acciones.
La mayoría de entidades gestoras son pequeños organismos que en su mayor parte no cuentan con una estructura amplia. Por lo general, entre una o dos personas se llevan a cabo todas las funciones de administración, conservación, comunicación y difusión por lo que la falta de formación y de tiempo, hacen caer en el olvido a las redes sociales y la difusión online. Solo en algunos casos, se realiza un uso de ellas pero de manera descoordinada y poco profesional.
Según el Tema 8 del Anuario AC/E DE CULTURA digital de 2014 escrito por José de la Peña Aznar (@sandopen): “Si la cultura quiere atraer a las nuevas generaciones, ha de dar el salto al mundo online donde los códigos son esencialmente los de las redes sociales. Su potencial realmente aparece cuando se utilizan para crear comunidades de interés, permitir la participación, la conversación, la colaboración. Compartir experiencias es una de las claves de la nueva cultura digital y la pregunta sería: ¿por qué no aprovecharla para difundir más la cultura?”.
Según el Ministerio de Cultura en España contamos con más de 1500 museos y entidades culturales. De ellos, solo un 10% cuentan con presencia en redes sociales y esto sin tener en cuenta si estas redes sociales se están gestionando bien o no.
Pondremos algunos ejemplos concretos de esta relación museos, entidades culturales y redes sociales. Lleva ya tiempo rodando por Internet el estudio realizado por Social Win a finales de 2013 sobre varios museos de España y su uso de las redes sociales. En este estudio la gran sorpresa fue el Museo del Romanticismo de la capital madrileña donde, aún con poco personal y “solo” el interés y trabajo de sus responsables, han conseguido colocar este pequeño museo decimonónico como el que registra mayor “engagement” en Facebook con un 31% de interacción por delante de grandes instituciones museísticas como el Museo del Prado con tan solo un 3% o el Guggenheim de Bilbao con un 19%. No existen grandes recetas como podemos ver en la entrevista realizada en el blog de Carlos de Frutos a su Community Manager. Solo hace falta tomárselo en serio, conocer el lenguaje adecuado y la disposición de todos los medios del equipo para tomarse un tiempo y ayudar a su Community profesional a generar contenido y estar atento a lo que la comunidad demanda y quiere analizando resultados constantemente.
Por el contrario, nos encontramos al del Museo de Bellas Artes de Bilbao. Con una web impecable y una imagen corporativa limpia y actualizada, que se ha mostrado contrario al uso de Facebook o Twitter hasta hace tan solo unos meses. Ha pasado años utilizando sólo YouTube como banco de recopilación de vídeos.
Igualmente, en una campaña de agradecimiento a las instituciones y las empresas colaboradoras del Programa Amigos del Museo6, realizada por la agencia Herederos de Rowan para este museo, vemos una serie de imágenes donde el público asistente es el protagonista. Junto a esta imagen vemos mensajes como “Tenemos la mejor red social del mundo” o “Más de 2.000 amigos prefieren un “ME EMOCIONA” a 10.000 “ME GUSTA”. Con ellas dan a entender que las redes sociales son algo vacio de emoción o no tan valiosas como muchos dicen.
Como conclusión, diremos que cada institución debe valorar sus motivos por los qué estar o no y de qué manera en las redes sociales, pero lo que si queda claro, es que la difusión de nuestro patrimonio es imposible de separar de nuestra actual forma de comunicarnos, ya que por sí misma, ésta ya es y será patrimonio histórico. Como hemos visto, la carencia de presupuesto no es un impedimento tan grande al que aferrarse para no hacer nada y los gestores de nuestro patrimonio cultural deberían despertar y dar el paso en la medida de lo posible.